Busca un lugar en el que te encuentres a gusto y puedas interiorizar contigo mismo (tu jardín, no hace falta buscarlo, tú sabrás cual es el sitio adecuado para ello).
Escucha a tu guía interior
Hora: elige una hora en la que sepas que no te va a molestar nada ni nadie. Si es necesario levantarte media hora antes pues lo haces.
La postura: es importante ya que tienes que estar cómodo, tener tu cuerpo interiorizado y que la postura que elijas no te lleve a tener agujetas, frío, calor etc.
La postura es como el lugar, el cuerpo te va a decir cuál es la mejor para ti, sentado con apoyo en la pared, sentado haciendo la flor de loto, echado en el suelo (con esta se corre el peligro de dormirse, por eso es conveniente colocarse una alarma de 30 minutos). Ante todo y sobre todo, control de la respiración, que es a través de ella como encontramos paz y sosiego.
Pero la meditación surge de manera natural, mientras se camina sobre la arena de la playa, o cuando se mira a los niños jugando a través de los quehaceres domésticos, o mientras miras una puesta de sol.
Disfruta del momento, vive aquí, y ahora. Medita para vivir.