El tener una mascota, no solamente nos aporta el cariño y la compañía de un animal que está con nosotros día y noche, sino que además nos va bien física y mentalmente para mejorar nuestra salud y estado físico y psicológico.
La sensación de tener que cuidar de otro ser vivo nos enriquece y refuerza los lazos afectivos con las mascotas y con otras personas, de hecho, personas de mal carácter y hurañas, mejoran sus relaciones interpersonales cuando cuidan de una mascota.
El tener a alguien que te espera en casa, que no va a discutir contigo, que te sigue y que depende de ti, enriquece la autoestima, así como el poder hablar con otras personas que también tienen mascotas aumenta las relaciones y motiva a la sociabilización, el salir a pasear también es un momento de compartir con otras personas un momento de ocio.
El paseo, sobre todo cuando se tiene perro, es un ejercicio estupendo para la persona que tiene este tipo de mascota, se mueve todos los días lo que le implica a un gasto de energía, le ayuda con la caminata a tener sus articulaciones en marcha, y como tiene que salir todos los días, esa obligación le ayuda a tomar el sol, el aire, le baja la tensión arterial y le mejora el estado general de su salud. El ejercicio físico aumenta las endorfinas que son las hormonas encargadas de la felicidad.
Al igual que el paseo hace que se segreguen endorfinas, el acariciar un gato produce la misma sensación. Una mascota puede llegar a ser una terapia. Ocasionalmente se utiliza para que niños autistas se relacionen más con el entorno, para que personas con discacidad tengan una responsabilidad, para hacer compañía a los ancianos… nos acompañan, nos quieren, nos cuidan, nosotros además ganamos salud y somos más sociables.
Pon una mascota en tu vida, ganaras amigos y ganaras salud.
