El masaje hawaiano, también llamado masaje lomi lomi nui, es un masaje terapéutico pensado para relajar cuerpo, mente y espíritu. Se trata de un masaje rítmico, relajado, pausado en el que se usan tanto las manos como los antebrazos, de este modo, se controlan grandes superficies corporales a las que se les aplica la misma presión.
El lomi-lomi tiene como objetivo que nos adentremos en nuestra naturaleza corporal y espiritual para encontrar el equilibrio, entre el exterior y el interior. Llegando a la parte más pequeña del ser. En la cultura hawaiana, el masaje es fundamental en sus vidas, el recién nacido recibe lomi-lomi, durante el embarazo, alumbramiento y post-parto; la mujer recibe lomi-lomi, en cada fase de la vida acontecimiento importante hombres y mujeres reciben caricias, mimos, flores e incluso cuando la vida se escapa, se la hace un masaje lomi-lomi al cuerpo para prepararlo para su partida.
El lomi-lomi es algo más que un masaje entre los hawaianos. La sensación de un masaje lomi-lomi es como las olas del mar balanceando el cuerpo, con maniobras suaves y amplias.
Beneficios:
- Al trabajar sobre los grandes músculos, ayudamos también a desbloquear líneas energéticas (meridianos de acupuntura) y articulaciones;
- Mejoramos la circulación de fluidos (linfa, sangre) eliminando de este modo toxinas y aportando más oxigeno a los órganos y tejidos.
- Efecto equilibrante (relajante o tonificante) que tiene el contacto terapéutico
- Una terapia que trata al mismo tiempo los niveles físico, emocional, mental y espiritual del ser humano, logrando un suave pero intensa relajación.
- Prevenir la tensión corporal.
- Eliminar dolores, el estrés y la depresión.
- Liberar bloqueos y sentimientos reprimidos.
- Fortalece el sistema inmunológico.
- Estimular la circulación sanguínea y linfática.
- Mejorar la capacidad respiratoria haciéndola más profunda.
- Aportar mayor flexibilidad a los músculos y movilizar las articulaciones.
La verdad que es una experiencia estupenda, los aceites, las maniobras lentas grandes, la sensación de que te están meciendo como cuando te cogía tu madre entre brazos.